Raza de gatos persa

Persa en la nieve

Historia de la raza

Los gatos de pelo largo fueron desconocidos en Europa hasta mediados del siglo XVI. El primer antepasado del gato persa fue traído de Persia (hoy Irán) a Italia en el siglo XVII. Posteriormente un consejero del Parlamento de Aix (Francia) trajo gatos de raza angora de Turquía. Estos gatos fueron muy apreciados por la aristocracia europea. Luis XV tenía un angora persa blanco.

El nombre de persa le fue dado a estos gatos de pelo largo debido a su aparición en la zona de Persia. Su descubrimiento se produjo poco antes del de sus primos de la región de Ankara, en Turquía. Aquel angora era muy diferente al que conocemos actualmente.

Aquellos gatos persas también presentan un aspecto muy diferente al actual, con una cara más alargada que actualmente y un pelaje menos espeso. Hoy en día contamos con más de sesenta variedades y colores en la raza persas.

En la primera mitad del siglo XIX algunos persas criados en Italia fueron introducidos en Francia e Inglaterra para cruzarlos con los persas de origen turco. Los primeros ejemplares de esos cruces fueron expuestos en el Crystal Palace de Londres en 1871. A partir de esa fecha comenzó un programa de cría y selección de esta raza a través de los mejores criadores británicos.

Se realizaron cruces con ejemplares de gatos angora para mejorar y ampliar la gama de colores y los tipos de pelaje. El resultado es una de las razas de mayor belleza y popularidad del mundo. Además es una de las más presentes en el cruce con otras razas.

Características de la raza

Los gatos de esta raza tienen un carácter similar al de su morfología, con un comportamiento dulce, suave y pausado. Es un gato generalmente plácido, aunque sabe en cada instante lo que quiere por lo que necesita de una educación disciplinada.

Gato de compañía en apartamento por excelencia, la raza persa es muy discreta y tranquila. No le gusta nada el exceso de actividad o de ruido en un espacio, ya que son animales que necesitan de ambientes y personas serenas a su alrededor. A diferencia de muchos de sus congéneres, la soledad no es un gran problema para los persas. Aún así están muy apegados a su amo, para el que solo tiene ojos y para el que incluso ronronea.

Como adivinamos al saber que es un gato que soporta la soledad, estamos ante un animal bastante independiente que se sabe manejar solo (dentro de lo razonable) y que demanda poca atención. Por supuesto como cualquier mascota necesita de tu presencia cada día, pero es menos invasivo en nuestro día a día que muchas otras razas de gatos.

Es un gato que disfruta jugando con niños (algo que muy pocas razas de gatos pueden decir), aunque siempre que los niños le traten con respeto y le permitan retirarse del juego cuando él desee sin obligarle a jugar más. Es una raza que da numerosas muestras de aburrimiento antes de enfadarse si insisten en seguir jugando con él. Debemos enseñar a los pequeños a descifrar este tipo de comportamiento.

Lo que sí necesita con mucha regularidad y dedicación es un aseo diario, ya que de lo contrario podría tener problemas médicos constantes, sobre todo debido a las bolas de pelo. Y es que los persas necesitan de mucha paciencia con su pelaje y largas sesiones para desenredar su pelaje y mantenerlo en orden.

¿Crees que te gustan mucho los persas y quieres adoptar uno? Estupendo, pero ten presente que su higiene diaria te llevará al menos unos quince minutos cada día de dedicación exclusiva. 

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